A continuación reproduzco la segunda parte de mi entrevista con David Friedman, que visitó España esta semana para presentar “La maquinaria de la libertad” (publicado por la Editorial Innisfree). Hagan click aquí para leer la primera parte de la charla.
DSC: ¿Qué podemos aprender con “La maquinaria de la libertad” cuarenta años de su primera edición?
DF: Creo que, del mismo modo que “Capitalismo y libertad” marcó la carrera de mi padre, “La maquinaria de la libertad” es un libro fundamental en mi carrera. La mayoría de sus planteamientos siguen siendo válidos pese al paso del tiempo. Lo que yo defiende en el libro es la libertad personal, el mercado y la propiedad privada.
Además, “La maquinaria de la libertad” hace el ejercicio de plantear de qué forma podríamos trasladar esos ingredientes a una hipotética sociedad sin Estado. Por eso dedico una buena parte del libro a estudiar los diferentes mecanismos que articularían ese escenario alternativo.
DSC: Ha mencionado a su padre Milton. ¿Cree igualmente que sus ideas siguen vigentes?
DF: Sin duda. Me temo que entender el socialismo es más fácil que entender el capitalismo, pues a priori parecería que un plan centralizado es lo más lógico para garantizar la armonía social. En realidad, esto puede funcionar en grupos pequeños pero no en una ciudad, un país… Mi padre explicó esta cuestión de forma incansable y creo que hoy vemos que muchas ideas que él expuso han terminado siendo aceptadas.
DSC: ¿Qué desafíos enfrenta el capitalismo en pleno siglo XXI?
DF: Por ejemplo, existe mucha gente que abraza la retórica capitalista pero, en la práctica, hace todo lo contrario. Creo que ese ha sido el caso de los dos últimos Presidentes de Estados Unidos, George W. Bush y Barack Obama. Ninguno ha renunciado al capitalismo en sus discursos pero sus acciones muestran algo muy diferente.
DSC: Muchos de sus últimos estudios y trabajos hablan de cambio climático y calentamiento global. Vd. mantiene que no debemos aceptar grandes predicciones sobre esta cuestión, lo cual le ha ganado las críticas de quienes entienden esta cuestión de forma dogmática e indiscutible…
DF: Creo que existen algunas oportunidades positivas que se derivan del cambio climático, por lo que analizar solamente las negativas me parece equivocado y parcial. Además, no me parece razonable escuchar predicciones de lo que ocurrirá en 50 o en 100 años. Hace un siglo, el principal problema climático era el transporte urbano, que entonces funcionaba a base de carros de caballos y generaba una serie de problemas medioambientales que nada tienen que ver con nuestra realidad actual.
Los aumentos de temperatura que algunos estudios anticipan no tienen por qué ser negativos. Un invierno menos frío tiene ventajas evidentes. En lo tocante al nivel del mar, mis estimaciones tampoco encuentran un panorama catastrófico. Además, la superficie cultivable podría aumentar notablemente en diferentes zonas de EEUU y Europa como consecuencia del cambio climático. Es por eso que no todo lo que se derive del cambio climático debe entenderse como algo malo. A veces creo que es equivocado atacar estos estudios por la parte científica, por eso prefiero centrarme en la realidad económica del cambio climático, lo que significa analizar costes… pero también beneficios y oportunidades.
En cualquier caso, es importante recordar que las predicciones y los estudios sobre esta cuestión son estáticos y parciales, pues no hay forma de predecir los cambios tecnológicos y económicos que se producirán a lo largo de tanto tiempo. Por eso considero que, conforme más lejana sea una estimación, menos atención merece…